LECTURA DIVENDRES 22/9/17 ÈXODE 25 i 26


Divendres 22 de Setembre

Èxode 25 i 26

Únicamente aceptarás el tributo de aquellos que lo ofrezcan de corazón.



Una de las cosas que es constante a lo largo de las páginas de las Escrituras es el interés que Dios tiene por aquello que pasa en nuestro corazón. El Señor, una y otra vez, indica que no basta con la conducta, es para Él mucho más importante la actitud del corazón, la motivación, lo que hay detrás de una acción determinada porque, en el fondo, aquello que a Él le preocupa es el estado de nuestro corazón. 

Podemos hacer las cosas correctas pero con la actitud o la motivación incorrecta. Podemos servir, ofrendar, acudir a reuniones con otros seguidores de Jesús, estar involucrados en actividades que construyen el Reino de Dios, pero todo ello hecho a desgana, de cualquier manera, sin cariño, sin gozo, sin calidad, sin ponerle el corazón.

El Señor Jesús nunca criticó en las páginas de los evangelios a los fariseos y doctores de la Ley por hacer las cosas incorrectas, más bien, lo hizo porque su motivación, su actitud, su corazón no era el correcto. Recordemos, pues, que al Padre no le interesa tanto aquello que hacemos o dejamos de hacer como la actitud que hay en el corazón. Es por eso por lo que la Escritura afirma que, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él nace la vida.



Construye la morada conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.



Estas son las palabras que Moisés recibió de parte del Señor después de que, tal y como el texto dice, le fuera mostrado un modelo de cómo debía de ser la morada de Dios entre su pueblo. A mí me ha hecho pensar en la importancia de los modelos que son puntos de referencia para poder imitar.

Inevitablemente mis pensamientos se han ido hacia Jesús quien, a parte de ser el Dios hecho ser humano, es el modelo de lo que es un genuino y auténtico ser humano. Jesús es la referencia que debo imitar acerca de cómo vivir, cómo desarrollar mi proyecto vital. 

Todos nosotros necesitamos modelos y si no seguimos a Jesús y lo tomamos como el nuestro a imitar, la referencia a seguir, estaremos siguiendo e imitando otros que la sociedad "amablemente" nos brindará y, consecuentemente, nuestra vida se irá conformando a la imagen y a la semejanza de ese modelo.
Es una ilusión, una quimera creer que somos nosotros mismos y no imitamos nadie. Pensarnos que tenemos suficiente carácter para moldear nuestro propio yo. Todos imitamos a alguien, la cuestión clave es a quién. Si imitamos intencional y conscientemente a Jesús seremos con Él, si no, seremos sedantes a aquel que sea nuestra referencia sea a nivel consciente o inconsciente.

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